Sea...

Es algo ancestral, desde tiempos remotos las civilizaciones surgieron cerca del mar.
Lo llevamos dentro. Carecemos de aletas y branquias y aun así, no podemos dejar de mirarlo ni de tocarlo. Necesitamos volver a él.
Es como un sueño, por eso lo admiramos. Por eso aprendimos a nadar.
La brisa relaja, el vacío suena a mar. Solo su nombre ya nos inspira.
Es atracción en estado puro.

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