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Otro año más...

Muy pronto cambiará el tiempo, los días, las semanas y los meses. Muchas preguntas quedarán en el tintero y muchas lágrimas de sangre cubrirán la tierra de nuestros cuerpos, donde fuimos hechos por la claridad y las sonrisas desnudas, como estrellas que siguieron cosechando vida. Mientras el tiempo seguía su curso, las huellas del pasado fueron quedando como ecos anunciando que el año va envejeciendo, como la hoja que va cayendo y entre los aires va muriendo, dejando un recuerdo que no se puede cambiar sin remedio. Muy pronto, el heredero del tiempo, que nos ha dejado transparente y silencioso, nacerá, nos traerá el invencible futuro de oportunidades como manantiales de sueños y secretos, y la esperanza de un año nuevo que cambiará el inesperado tiempo y la tristeza. Porque muere otro año más...

Cuentan que contaron

Cuentan que contaron el mito como la historia,  esta historia la olvidaron, pero está como poema en la memoria. Tristeza infinita sentía la elfa, cuya felicidad la muerte había robado, pues su príncipe no hallaba: había muerto en la batalla. Miles de lágrimas se derramaron por el príncipe perdido,  pero nadie conocía la tristeza de la elfa y su amor prohibido. Y ella dijo: "En vida no te pude tener, en la muerte nos tendremos que ver. Con tu espada antaño forjada mi corazón atravesaré de una estocada". Antes de acabar con su vida, La elfa se miró a un espejo. Falso reflejo de ella había, sin su amado la vida no quería. Pasaron minutos, horas, pero su desconcierto seguía dos sentimientos opuestos. ¿Y cuál realizar? Lo desconocía... Por fin lo supo: "antes la muerte que mil vidas sola", susurró y con su vida terminó.

Y tú, luna...

Luna, que cubres las oscuras noches. Lobos que  aúllan , o dulce romance, con mieles infinitas al alcance de vinos, los placeres, y derroches. Que quitas los abrigos y los broches, que llevas los seres al relance, son culpables a la hora del percance, y testigo eres luna, del desmoche. El poeta te escribe suspirando de la ingrata, o ingrato que partió, húmedas las mejillas y llorando, un soneto, un poema te escribió. Y tú, luna, ¿te quedaste ganando? La negra nube en lo alto te escondió.

Dudas de la vida

En esta vida hay cosas que no se entienden: ¿Para que corremos rápido bajo la lluvia, si delante también llueve? ¿Dónde están los codos de una silla de brazos? ¿Dónde está la otra mitad del Medio Oriente? ¿A qué árbol pertenece el fruto del trabajo? ¿Cuánto miden las altas horas de la noche? ¿No es algo poco tranquilizante que los médicos se refieran a sus trabajos como ‘prácticas’? Cuándo los fabricantes de carteles y pancartas hacen una huelga y una movilización de protesta… ¿hay algo escrito en sus carteles? ¿Por qué no hay comida para gatos “con sabor a ratón”? ¿Por qué utilizan agujas esterilizadas para dar una inyección letal? ¿Qué hay que hacer si uno ve un animal en peligro de extinción comiendo una planta en peligro de extinción? Si una persona con múltiples personalidades decide suicidarse, ¿puede considerarse que ha tomado rehenes? ¿Un esquizofrénico paranoico tiene miedo de estar persiguiéndose? ¿Por qué cuando llueve levantamos los hombros? ¿Acaso nos mojamos