MILLAS QUE RECORRER

Mi alma tristemente se aleja de un corazón, muerto por el olvido de un gran amor. Que no fue nada. Caminando lentamente cierra sus ojos, y empieza a recordar como mi corazón latía de felicidad por cada sonrisa que compartíamos, y como se aceleraba cuando tus manos acariciaban mi cuerpo. Invadida por el dolor acelera su paso hasta correr de mis recuerdos. Y sintiendo el viento fresco, una lágrima recorre mi rostro en nombre del gran amor que dio. Desesperada por no poder salvar un corazón tan indefenso, mi alma es atormentada por la culpa de no protegerlo y verlo morir lentamente, en la agonía de la esperanza de tu regreso.

La pasión se desborda por mis poros, al solo roce de tu piel desnuda; que me incita a pecar de todos modos, y a sentir como el placer me invita. Nunca antes supe entregarme entera, a ese gozo que enerva los sentidos. Tanto me inspiras, que me vuelvo poeta; e insisto en bosquejar nuestros latidos. Cuando hacemos el amor, no me reprimo, y la lujuria que me envuelve entre sus garras; no hay más allá, al fuego me aproximo. ¡Saca el tequila! ¡Que suenen las guitarras! Y es que tu amor en mi vida es una fiesta, tu piel me llama, yo voy y nos fundimos; en este baile, cual música de orquesta, así abrazados, exhaustos nos morimos.